La Guerra de la Convención (1793-1795)
La Guerra contra la Convención fue un conflicto bélico, hoy casi olvidado, que enfrentó a España y Francia entre 1793 y 1795. El escenario geográfico de esta corta guerra fueron las regiones fronterizas entre ambos países y, por lo tanto, la cadena pirenaica en toda su extensión. No obstante, en las zonas extremas de la cordillera tuvo mayor intensidad por presentar menor dificultad orográfica.
La causa primera del conflicto fue la Revolución francesa de 1789. El estallido social que supuso y especialmente su contenido anticlerical y antimonárquico pusieron en alerta a la Corona española, cuyo titular Carlos IV había establecido un pacto de familia con su primo, el derrocado y después guillotinado Luis XVI. La nobleza y el influyente y beligerante clero español iniciaron una fuerte campaña antirrevolucionaria y antifrancesa que tuvo una entusiasta respuesta popular en el primer año del conflicto, pero que se fue desinflando a medida que éste avanzaba y llegaban los reveses para el ejército español.
No toda la sociedad española estaba a favor de la guerra. Algunas minorías intelectuales e ilustradas -luego tildadas de afrancesadas- preferían evitar el conflicto con Francia. Uno de los más destacados partidarios de la neutralidad armada frente al expansionismo ideológico revolucionario francés fue el Conde de Aranda. El ilustrado aristócrata aragonés era el valido real al inicio del conflicto y su oposición al mismo le costaría el puesto y el exilio interior. Él argumentaba que esta guerra no tenía nada que aportar a España y que además le perjudicaba frente al interés británico en las colonias españolas.
Francia declaró la guerra a España el 7 de marzo de 1793. España devolvió la declaración bélica el día 23 del mismo mes.
A finales de marzo, nada más iniciarse las hostilidades, los franceses ocuparon por completo el Valle de Arán. La operación resultó fácil por encontrarse esta región en la vertiente norte de los Pirineos. La situación obligó tanto al ejército catalán como al aragonés a defender bien las posiciones montañosas y evitar que los galos continuaran hacia el sur, como al parecer llegó a ser su intención en algunos momentos. El ejército español, con gran participación de paisanos, logró contener los intentos franceses de superar los elevados puertos que separan las dos vertientes pirenaicas.
Los tres lugares principales de Ribagorza con contingentes militares fueron, por este orden de importancia y número de efectivos, Benasque, Vilaller (aunque ahora pertenece a Cataluña) y Graus. Tras una acción española en el valle de Tena, los franceses que ocupaban el valle de Arán intentaron romper las defensas españolas y penetrar en nuestro país: primero por Vilaller, luego por Esterri d´Àneu y más tarde por Benasque. En este último caso, su plan consistía en descender hasta Graus y continuar después hacia Barbastro, Monzón y el valle del Ebro. Los intentos franceses resultaron infructuosos por la enconada resistencia ofrecida por los españoles.
Esos días de 1793 serían sin duda de gran agitación y temor en el valle de Benasque. Se conservan dos documentos - uno del 22 de agosto y otro del 6 de septiembre - en los que se insta a todos los pueblos próximos a Benasque a poner a disposición del ejército todas las caballerías existentes.
Tras este intento fallido, y con la llegada de los fríos y las nieves, los franceses abandonaron la idea de penetrar en España por el Pirineo central. Aunque hubo algunas escaramuzas en la zona de Canfranc y en el valle de Arán, el valle de Benasque ya no volvió a ser objeto de ataques hasta el final de la contienda. La guerra pasó a librarse en los frentes occidental y oriental del Pirineo y allí fueron desplazados casi todos los efectivos del ejército aragonés.
Después de los éxitos iniciales del ejército español, la guerra cambió radicalmente de signo en 1794 y 1795. Los franceses llegaron a tomar las ciudades de San Sebastián, Bilbao y Vitoria en el frente occidental y el castillo de Figueras en el oriental. Finalmente, las negociaciones entre ambos países llevaron a la firma de la Paz de Basilea el 22 de julio de 1795. España cedió a Francia la parte española de la isla de Santo Domingo y reconoció al nuevo régimen francés, a cambio los franceses se retiraron de los territorios que habían ocupado y la línea fronteriza pirenaica volvió a quedar tal como estaba antes del conflicto. Pocos años tardarían sin embargo España y Francia en enfrentarse de nuevo en otra guerra aún más larga, desgarradora y cruel que la que acabamos de relatar.
Información obtenida del blog de Carlos Suárez: http://carlosbravosuarez.blogspot.com/2008/08/el-valle-de-benasque-y-la-ribagorza.html
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